Hola de nuevo. Sí, ya sé que me he hecho de rogar, pero ya saben todos ustedes cómo es esto de la Navidad. Que si turrón, que si mantecados, que si jamón, que si pavo, que si beben y beben, y vuelven a beber... En fin, que ya está bien de fiestas y que ahora toca ponerse las pilas y darle a esto del blog el movimiento que se merece en el año recién estrenado.
Y en este año que comienza, además de aquello de las buenas intenciones que todos nos proponemos y que supongo que alguno incluso habrá que las cumpla, viene ya marcado de antemano con el nuevo panorama que se nos presenta. Un panorama mucho más claro, más diáfano, más nítido... Vamos, un panorama que veremos con mucha más pulcritud gracias a la falta de la atmósfera londinense que provocaba en los locales públicos el humo del tabaco.
Ya era hora de que en los bares única y exclusivamente oliera a fritura. De que aquellos que tienen pelo ya no dejaran la almohada oliendo a estanco. De que no se arriesgara uno a meter los dedos en un cenicero cuando lo que quería era coger una aceitunita.
A los fumadores, en lo que a los establecimientos públicos respecta, les queda dos cosas que pasar: Frío y calor. Y Todo por aquello de tener que salir a la puerta a saciar ese vicio que le deja los pulmones como la ropa del deshollinador de Mary Poppins. Gracias a ello, cada vez se ven más "champiñones" de esos que calientan. Y siempre con un cigarrito debajo y, al lado del cigarrito, una persona que se lo fuma. Tanto es así que esos "champiñones" están proliferando como hongos...
Más vale comentarlo así que entrar en un debate que, a mi modo de ver, no tiene sentido alguno. Carece del mismo desde el punto de partida de que hay un bien superior que hay que proteger que es el de la salud de las personas. No creo que nadie en su sano juicio defienda el fumar bajo la negación del perjuicio que causa el tabaco.
Ahora bien, todos los que basan la improcedencia de la nueva ley en la libertad que recuerden aquello tan manido de que la libertad de uno termina dónde empieza la del otro. Son muchos años los que lleva un sector que, a día de hoy (y esperemos que suba), es de dos tercios de la población soportando fumar por boca de otros. Sin quererlo, sin merecerlo.
Toda una vida tolerando que fumen en lo alto de uno. Ha llegado la hora de que los fumadores "toleren" que no se fume a su lado. Así que, a partir de ahora, menos humos, que no hay por qué enfadarse.
Amigo...actualiza!
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